3 noviembre, 2020Teletrabajo , Valores
La solidaridad en empresas o negocios. Suena extraño, pero la historia y el pasado reciente nos confirman que es, y ha sido, un término que manejado desde la individualidad es una responsabilidad y una característica natural del ser humano. Cómo también lo es vivir en comunidad. Desde la colectividad, la solidaridad se presenta como un bien intangible que puede mejorar no solo la calidad de vida de un grupo determinado, sino que, instalándose en la conciencia colectiva a nivel mundial, podría garantizar la conservación del medio ambiente y por ende nuestra supervivencia.
Por otro lado, la solidaridad en el campo laboral ha tenido un papel trascendental en la mejora de los derechos de los trabajadores. Durante la Revolución Francesa los obreros entendieron que solo siendo solidarios entre ellos podrían conseguir un estado de derecho libre y democrático. La famosa frase “la unión hace la fuerza” es parte de nuestras vidas y, en estos tiempos, debería ser un mantra que nos ayude a superar la crisis sanitaria que está dejando en jaque nuestra economía y, por consiguiente, a las empresas.
La situación actual, comprometida y difícil
Últimamente, al hablar del teletrabajo o trabajo en remoto escuchamos palabras como derechos y obligaciones. Parece que la clave está en legislar cada paso para la protección del trabajador y del empresario, con el objetivo de no vulnerar ningún derecho fundamental. Estos meses podemos describirlos como complicados. Bien es cierto que es necesario el amparo legal para cualquier relación seglar. El sentido del compromiso también lo es, y más aún, la empatía. Esa capacidad de ponernos en la piel de otros.
Un trabajador puede pensar lo difícil que es para un empresario la nueva situación; tienen menos ingresos, con los mismos gastos. ¿Puede el trabajador sentirse comprometido y ayudar especialmente en los primeros meses para mantener la empresa a flote? ¿Puede colaborar aportando ideas para adaptarse a los cambios? El empresario también puede ponerse en el lugar del trabajador. ¿Puede costearse todo el material necesario para trabajar en remoto? ¿Va a sentirse desplazado? ¿Sin un puesto presencial seguirá sintiéndose integrado en el equipo de trabajo?
¿Qué os parece si os decimos que el éxito de una empresa puede residir en la solidaridad?
En esta época en la que muchos viven con angustia, el camino de la solidaridad, el del trabajo en equipo y el pensamiento de cuidarnos como sociedad, en vez de pensar en nuestros propios intereses, es el mejor.
Reinventarse, adaptarse a los nuevos tiempos y dar soluciones a todos los retos que se nos presentan. Debemos replantearnos si mantenemos los valores fundamentales que hacen fuerte a una sociedad porque, a veces, atrapados por la inercia de una vida injusta y agobiante, los olvidamos.
El verdadero éxito de una empresa es tener en su haber a personas con sentido de pertenencia, comprometidas y solidarias. Porque como bien dijo Charles Dickens: “Nadie que haya aliviado el peso de sus semejantes habrá fracasado en este mundo”.